‘Juego de Tronos’ (Game of Thrones, HBO, 2011-) es un fenómeno de éxito mundial que se ha convertido en un referente de calidad de las series televisivas. Inicialmente diseñado como un producto dirigido a una audiencia muy específica, amante de la fantasía, la clave de su éxito no radica únicamente en una acertada combinación de aventuras e intrigas, donde la violencia y el sexo predominan. El serial televisivo de más éxito en la presente década, – lleva ya siete temporadas a sus espaldas-, introduce en sus tramas narrativas una serie de elementos muy presentes tanto en la gestión empresarial como en la institucional.

El contexto general de la obra audiovisual, evadiéndose del específico argumento diseñado por el escritor George R. Martin en la saga de novelas que es el origen de la serie, despliega una atmósfera donde las estructuras de poder son frágiles y están en litigio permanente. Muchas de las decisiones de gestión de la ‘res publica’ que se toman a lo largo de los episodios adolecen de ética y, en demasiadas ocasiones, contravienen normas morales imperantes. Algunos personajes han sido definidos por los guionistas de la serie (Benioff y Weiss) con ciertas aptitudes positivas como la apuesta por la no violencia, la reflexión o la paciencia, pero en general los perfiles son oscuros. La cuestión central es repensar las decisiones empresariales, las actuaciones de los directivos, desde lo que hoy en día conocemos como Responsabilidad Social Corporativa (RSC o RSE). El beneficio empresarial debe de estar en sintonía con el bienestar de la sociedad. El bien colectivo debe ser también un componente en las decisiones estratégicas de las corporaciones.

Otro de los elementos a destacar de la serie es la estrategia negociadora, presente de manera recurrente a lo largo de las diferentes temporadas. Podemos extraer paralelismos entre las estrategias utilizadas en la serie y las que se plantean en el tráfico comercial de nuestros días.

El papel de las alianzas entre los siete reinos da pie a plantearse su aplicación a situaciones de mercado diversas: cuando hay escenarios monopolísticos, oligopolios, diversos competidores o una situación de mercado muy atomizado.

En el universo de Juego de Tronos también está presente la producción, estrategias y análisis del discurso, así como algunos aspectos concretos de la construcción del relato desde diferentes puntos de vista (género, política, religión) y su relación con la realidad actual. Las diversas estrategias discursivas nos permiten ver la importancia de organizarlo en varios niveles para que puedan ser consumidos por diferentes públicos. También se debe destacar la importancia de la estética adaptada a cada contexto sociocultural.

Otro aspecto que probablemente no sea recordado por muchos de los televidentes es la gestión de los empréstitos. La necesidad que tienen los monarcas de financiar las diversas guerras da pie a una serie de negociaciones con los financiadores, sean estos privados o de carácter público como puede ser el banco central de un Estado.

Los componentes persuasivos en la interacción de los personajes, las técnicas de propaganda utilizadas con la plebe, o la política de comunicación (hemos de recordar que no hablar, no comunicar, también comunica), son otros elementos presentes a lo largo de la serie que nos pueden generar reflexión sobre la realidad presente. La de cada uno. Es por todo ello que recomiendo, en esta época veraniega, un visionado (o revisión) de las siete temporadas ya emitidas. Otra opción es esperar a que se difunda la octava (aún por grabar) que será la última de esta saga para, entonces, realizar entonces este examen.

Dr. Joaquín Marqués

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