Desde hace cierto tiempo el mundo del fútbol, especialmente en Europa, está viviendo un proceso inflacionario, en relación con el fichaje de los jugadores.

La adquisición de muchos clubes por fondos de inversión de millonarios procedentes de países árabes, asiáticos, del Este de Europa o de Estados Unidos, junto a su interés de fichar excelentes jugadores, ha disparado el mercado.

En el nuevo escenario, muchos clubes han visto cómo sus estrellas le son arrebatadas a golpe de talonario sin poder hacer nada por intentar mantenerlos, frente a la capacidad económica de nuevos competidores que disponen de grandes tesorerías.

El pasado verano el F.C. Barcelona vio como el Paris Saint Germain, propiedad de un fondo de inversión catarí, Qatar Sports Investments, pagaba 220 millones de euros por hacerse con los servicios del brasileño Neymar. Sirven de bien poco las cláusulas de rescisión altas.

Opulentos empresarios como el dueño del Manchester City, el jeque árabe Sheikh Mansour, perteneciente a la familia que gobierna Abu Dhabi y con una fortuna estimada en 20.000 millones de euros; o el empresario chino Li Yonghong que adquirió a Silvio Berlusconi el C.F. Milan (Italia), por 740 millones de euros; o Stanley Kroenke, un multimillonario de Missouri, que pagó 900 millones de euros por el 66 % de las acciones del Arsenal de Londres… son solamente tres ejemplos de esta irrupción en el mundo del fútbol de las grandes fortunas mundiales.

Frente a esta situación clásicos equipos, como el Athletic de Bilbao, muy enraizados en sus territorios se ven impotentes para retener a sus jugadores, incluso jóvenes provenientes de las canteras de equipos inferiores, u otros aún en categorías juveniles son adquiridos por cantidades inasumibles por los clubes que los han formado.

La pregunta es clara. ¿Qué pueden hacer los dirigentes de esos equipos para no verse descapitalizados? Y es aquí donde el valor de los intangibles cobra dimensión. Sin duda hay que fortalecer el músculo financiero de la entidad, encontrando su nueva posición en el mercado. Pero muchos de los nuevos competidores no disponen del intangible que pueden tener algunos clubes con gran tradición.

Acabamos de ver un ejemplo claro de la utilización de intangibles como son el prestigio, la historia de la entidad, el entorno cultural, el clima deportivo, etcétera, para conseguir captar o retener valor.

EL F. C. Barcelona ha conseguido fichar a Philippe Coutinho gracias a que el jugador brasileño es un enamorado del club catalán. A pesar de ser propiedad del equipo de Anfield Road, del Liverpool F.C., propiedad de Fenway Sports Group, con el millonario norteamericano John Henry a la cabeza. El Liverpool no tiene problemas de dinero. Recientemente el conglomerado asiático China Everbright ofreció a Henry 800 millones de libras (930 millones de euros) por l compra del equipo inglés, oferta que fue rechazada.

El fichaje se ha conseguido gracias a la historia del club. Por su trayectoria, por los jugadores de su país que pasaron por el Nou Camp, por las figuras que juegan hoy en día. En suma, por un sentimiento. Por algo tan intangible como es un deseo. Ese algo aspiracional que construyó el Barça en la mente del jugador brasileño.

Por eso es de suma importancia cuidar los intangibles, potenciarlos, difundirlos… Y hacerlos conectar con los seguidores.

Referencias:

“La relevancia de los intangibles para la valoración y la gestión de empresas: revisión de la literatura” http://revistacomsoc.pt/index.php/comsoc/article/view/1185/1128

“Importancia y valoración de los intangibles: La percepción de los directivos”

http://www.redalyc.org/html/301/30113182002/

“Intangibles: activos y pasivos” http://www.redalyc.org/pdf/549/54900106.pdf

Dr. Joaquín Marqués

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